Siento que el tiempo que compartimos no alcazó para conocerlo lo suficientemente bien; sin embargo, he aprendido mucho sobre él a través de esta experiencia de despedida, a través de las personas con las que me tocó compartir los últimos momentos en la vida de este ser, que definitivamente era especial.
Con un caracter de mil demonios acompañado de un grandísimo corazón, siempre estaba dispuesto a ayudar, siempre dispuesto a disfrutar, siempre dispuesto a ser libre, siempre diciendote lo que pensaba de tí y de todo, sin importarle lo que pensaran los demás.... Vivió su vida como quiso, cuando quiso, con quien quiso y estoy segura, desde lo más profundo de mi corazón, que ahora está en un mejor lugar.
Recuerdo que cuando lo conocí, "por casualidad", llegó a trabajar a sandalias de playa, con pantalones a media pierna y una franela.... impecable para la playa, jajajajajajaja, donde le gustaba estar. Por supuesto todos lo vimos raro, con el pensamiento de "donde cree este loco que está?"...... pero a medida que avanzaba el día, verlo trabajar se convirtió en un placer. Su trabajo, impecable al igual que su franqueza, él siempre decía lo que sentía sin quedarse nada por dentro y eso era algo que me molestaba por la forma tosca de expresarse y me agradaba a la vez, por fin un ser frontal en esta tierra en la que me toca vivir por el momento.
Con tantos defectos como cualquier ser humano, podía insultarte fácilmente si no conseguía lo que quería o si su forma de ver las cosas difería de la tuya, pero un segundo después, el trago amargo estaba olvidado y volvía a compartir jovialmente contigo. Una virtud que pocos tienen, olvidar lo desagradable para seguir compartiendo lo que vale la pena compartir.
Cuando dejé de trabajar con él, era un placer encontrarmelo en la calle, siempre con una gran sonrisa y buenas palabras para mi. No era una persona fácil de tratar, yo tampoco, tal vez por eso nos llevamos tan bien.
Su recibimiento al volver a encontrarnos en el trabajo, inolvidable! y sus enseñanzas, son muchas.
Durante su enfermedad, su lucha por vivir llamaba mi atención, su actitud de rebeldia y de aceptación fueron una enseñanza, compartir con él, su familia y sus amigos cercanos en estos dos años más o menos ha sido una experiencia que no olvidaré mientras viva.
En las reuniones en las que pude compartir, me regocijaba en cada mirada, cada sonrisa, cada broma; por parte de todos, cada esfuerzo por disfrutar de cada segundo fue evidente y maravilloso.
La unión y la fortaleza de su familia fueron sin duda alguna, una pieza importante en la forma en la que veo mis propias experiencias, mis actitudes ante lo que me sucede, mi sanar heridas.
Todos los momentos conflictivos y todas las heridas, infringidas y recibidas, entre todos los que compartimos esta experiencia, fueron olvidadas para darle paso al hermoso compartir por el tiempo que quedaba. La despedida no pudo ser mejor, EL está en un lugar hermoso, ya no sufre, ahora solo disfrutar de su unión con el creador, dejándonos a nosotros llenos de recuerdos, buenos y malos, pero con una forma distinta de verlos, de vivirlos.
Solo espero que lo que aprendí con y a través de Edgar, no se olvide; que sus enseñanzas me hagan mejor persona ya que ese será el mejor tributo a su vida pasada y actual.
! Dios te bendiga ! ! Mae, muchas gracias por haber tocado mi vida !
Hg
31 de diciembre 2012
