Esta experiencia necesito compartirla y para hacerles corto el cuento, les digo que durante una tarde calurosa mi cuerpo me hizo desear lo que yo llamo una merengada, leche malteada o milk shake como le dicen en algunos países no anglosajones (y en los anglosajones también). Ante semejante antojo, me dirijo hacia el local donde me la han preparado con anterioridad y teniendo en cuenta que esto no es su especialidad primero pregunto si tienen helado y si pueden prepararla. Cómo la respuesta fue, por supuesto, positiva: “Si tengo helado, te la preparo en un momento”, la boca se me hizo agua.
Un rato después, que para mi fueron siglos de espera, llegan a entregarme la merengada de mantecado (milk shake de vainilla en estas latitudes) y ya por el color supe que algo estaba pasando. Di las gracias y después de unos segundos di el primer sorbo a ese gran vaso de leche, con cierto tono beige y un adorno de chantillí…… Asombrada ante el hallazgo vuelvo a tomar un sorbo y me doy cuenta de que es leche y hielo.
Ni corta ni perezosa, me dispongo a averiguar qué fue lo que pasó y aquí tienen la conversación:
- Hola ¡, fulanita esta merengada no sabe a nada, ¿qué pasó?
- Qué raro, le puse bastante helado, dos bolas para que quedara bien espesa (por dos bolas léase dos cucharadas)
Por supuesto allí ya se me estaba parando el pelo, era la merengada más líquida que jamás me habían servido y les digo que he tomado merengadas por muchas lunas….. ¡ Era leche fría ¡
Con el pitillo, pajilla o como lo llamen en cada lugar, levanto un poco del líquido y le muestro a la señora lo poco espesa que está mi merengada.
- ¡Qué raro, hasta le puse vainilla líquida ¡
Mientras yo me preguntaba 1) para qué coño le echaron a una merengada de helado de vainilla un chorro de vainilla líquida y 2) cómo es que la vainilla liquida espesa la bebida, no terminaba de caer en lo que me había pasado. Mientras yo pensaba en este asunto la veo mirar con cara molesta dentro del tarro del helado y tomando la cuchara con que lo servía me dice que ya le había echado dos cucharadas de helado a mi vaso pero que le pone un poco más, y acto seguido introduce media cucharada del helado en mi merengada y la vuelve a batir.
Me la da y por supuesto, aquello tenía un leve sabor a helado, pero al menos a HELADO; muy en el fondo, pero allí estaba.
Mi cerebro sigue procesando la información de lo que escucho, veo, siento, mientras trato de descifrar qué es lo que está pasando. ¡SI! reconozco que soy muy lenta para este tipo de cosas pero no estoy acostumbrada a que me timen.
Mientras estoy en el trance de pensar qué pasa y cómo sigo adelante con el tema de “esto no es lo que pedí” escucho un “bueno, se me pasó ponerle azúcar!”…. Por Dios Santísimo ¡ alguien me puede explicar para qué una bebida en que el 90 por ciento de su contenido debe ser helado necesita azúcar?.
Entre todo lo que pasaba por mi mente y tratando de controlar mi molestia ante lo que estaba viviendo le digo a la señora que creo que lo que pasa es que ella le puso hielo a la bebida y el hielo la licuó demasiado. Por supuesto, estaba tratando de no sentirme timada, ya que la sensación es por demás desagradable, pero la siguiente respuesta no me dio pié para ninguna otra sensación.
Con la mejor cara de “yo no fui” la señora me dice “es que el hielo es para que se enfríe”.
¡Bueno!, aquí es donde todos los que escuchan el cuento se tronchan de risa. En mi caso hace días que me sucedió eso y aún estoy pensando en alguna razón por la que la bebida que a muchos nos hace sentir el frio hasta en el cerebro, que me congela el paladar, que siempre me la he tenido que tomar de a sorbos porque el helado esta “FRIO”, necesita hielo para enfriarse. ¡ Misterios de estas latitudes ¡.
Ante semejante bofetada no pude seguir haciendo nada, literalmente me quedé en “cero ideas” como cuando la computadora cae en un interminable LOOP que me obliga a apagarla; solo podía recordar aquellos programas tipo “perdidos en el espacio” donde el personaje robótico decía “no computable” “no computable”……. Estaba tan en blanco que tome el vaso de leche fría con vainilla y me fui a sentar anonadada intentando comprender la vaina que estaba viviendo.
No me lo digan, por supuesto no volveré a comprar nada allí y POR SUPUESTO, no volveré a recomendar el lugar; pero por favor, digan algo más!.... jajajajajajajajaja, para estar segura de que la loca no soy yo.
Anímense y comenten algo, las cuatro personas con las que he hablado no han podido explicar lo del azúcar y por supuesto mucho menos han explicado lo del hielo para que se enfríe…… y las carcajadas solo puedo describirlas como de espectáculo ¡.
Otra vivencia que quedará en los anales de la historia como “un timo más”.
PD. Por fin, este domingo disfruté de una deliciosa "milk shake de vainilla", sin azúcar, sin esencia de vainilla y SIN HIELO !........, por supuesto, en otro lugar.
