¡Bueno!, aquí estamos, llegando a la edad en la que se
comienza a pensar en lo que es importante y lo que no significa nada, la edad
en la que comienzas a ver a tus seres amados despedirse mientras tú haces todo
lo posible por no deprimirte y seguir hacia adelante con tu crecimiento,
completando todo aquello que aún tienes pendiente. Por supuesto, las vivencias
reales y las cinematográficas hacen que te plantees interrogantes y recuerdes
tooooooodas las cosas que has soñado con hacer y que se han ido quedando en el
camino por una u otra razón. Por supuesto, yo tengo mi propia lista de
“pendientes” y he decidido que para qué esperar más, voy a comenzar a hacer lo
que aparece en la lista antes de que las enfermedades de la edad me lo impidan,
tachando las que vaya realizando y añadiendo las nuevas que no dudo aparecerán
en el camino que voy transitando.
El miércoles 18 de junio realice mi primera tachadura, la
que indica que hay una “cosa pendiente” menos en mi lista…. “EL TATUAJE”… ¡SI!,
me he hecho un tatuaje y por cierto, nada discreto, aunque ese no era el plan original.
La idea de tatuarme venía rondando mi cabeza desde que recuerdo, más o menos tendría
20 años cuando comencé a pensarlo, usar la piel como lienzo era algo que tenía
que hacer pero por supuesto entre una y otra cosa como la madre, la abuela, los
amigos, el trabajo, EL MIEDO, etc… no me había animado a hacer uno. Me
confieso, el miedo al dolor era uno de los principales frenos para cumplir tal
fin, encontrar el tatuador adecuado era el otro freno.
Pero los caminos de Dios son infinitos y lo que es para ti,
te llega en algún momento de la existencia, especialmente si dejas de ponerle
freno al desarrollo del evento. Es así, como
por arte del destino, conocí a Jorge
hace unos años, buena persona, con más tatuajes de los que he podido contar y excelente
artista. Un buen día me atreví a preguntarle por los tatuajes y es así como el
gusanito que estaba dormitando, se despertó. Aún recuerdo sus palabras: “el día
que decidas tatuarte, lo primordial es que el diseño tenga un significado para
ti, sino es así, querrás quitártelo en un año”. Finalmente, llegó el día en que
le dije que tenía el motivo y que quería hacerlo, es decir, una vez tomada la
decisión, todo fue a paso de rayo veloz y así quedó lista la cita para el
siguiente miércoles.
El motivo seleccionado fue realmente una cupla de formas,
por un lado quería un colibrí y por otro lado quería unas plumas colgando de
una cinta. Investigué, pensé, analicé y le llevé a Jorge la idea primigenia
haciendo énfasis en lo que no me gustaba
de lo que había conseguido, así que fue realmente placentero cuando escuche todo
su analices y finalmente el “ya tengo la idea, ahora voy a diseñar el tuyo”.
Desde ese momento solo he podido pensar en el tan temido “dolerá o no dolerá”,
como diría Shakespeare “he ahí el dilema”.
Bueno, ¿qué les puedo decir?, llegó el día pautado y muy
nerviosa me dirigí a su recinto de trabajo. El diseño era sensacional,
exactamente lo que yo quería así que comenzó el proceso de pasarlo a la piel.
Mientras lo dibujaba en mi pierna yo estaba como flotando en el limbo concentrada
solo en el tema del dolor que iba a sentir; una vez dibujado, me acosté en la
camilla en una posición por demás cómoda, tanto para mi como para Jorge y
comenzó el proceso…. En vista de que no dolía (a pesar de ser en el tobillo),
me animé a conversar y es así como me enteré que ser un BUEN tatuador implica mucho
conocimiento, mucha práctica, mucha seriedad, mucha higiene y mucha capacidad
artística.
Después de una hora y media de trabajo en negro y blanco, entre
una y nueve agujas, entre pintar y limpiar, el tatuaje quedó terminado y fue
entonces, al estar parada frente al espejo, cuando salí del limbo y me percaté de
que el diseño personalizado ocupaba la mitad de mi pierna…… jajajajajajajajaja,
no se por qué razón yo había pensado que sería algo pequeño cuando el diseño
jamás indicó que sería así, jajajajajajajaja…. Lo que yo estaba viendo dibujado
en mi piel era simplemente SENSACIONAL y exactamente lo que me había presentado
en el diseño en papel.
Al verlo terminado, me embargó esa maravillosa sensación de satisfacción por lograr lo que se había querido, yo siempre había querido tatuarme,
nací para hacerme un tatuaje, jajajajajajajajajaja….
Por supuesto, el fotógrafo me acompañó no solo para darme
apoyo moral ante el inminente dolor que yo pensaba iba a sentir y nunca sentí,
sino para documentar toda mi locura, no podía dejarla pasar así no más, al fin
de cuentas, era la primera tachadura en las “cosas pendientes por hacer antes
de morirme”. Así que para todos los que quieran curiosear el proceso y disfrutar un poco de lo que viví ese día, puede
acceder al enlace
http://joserosalfotografia.blogspot.com/2014/06/proyecto-tatuaje-de-helena.html .
http://joserosalfotografia.blogspot.com/2014/06/proyecto-tatuaje-de-helena.html .
Al día siguiente, el jueves, mi pierna estaba perfecta, casi
no estaba irritada, no había casi inflamación y para mi sorpresa, a pesar de tenerlo tapado con la falda larga, el colibrí se mostró y comenzó el alboroto ante la obra de arte; ya han pasado 12 días y han
sucedido cosas que me dijeron que iban a pasar pero que no escuché realmente, al igual
que me pasó con el tamaño del tatuaje, las he ido viviendo, jajajajaja; la caída de la piel, la picazón y el cambio en el
color han ido sucediéndose ante mis ojos y mi tatuaje se ve cada vez mejor.
Por supuesto, desde que los que me rodean se dieron cuenta
de que mi pierna no es la misma que conocían, he vivido un montón de cosas, desde las expresiones faciales acompañadas de frases como “!que arrecho! o !qué chiva!, el tan
agradecido ¡está bellísimo!, el ¡ese tipo es un artista!, ¡ese hombre si que sabe
tatuar!, la que no puede faltar “yo no soy capaz de
hacerlo”; el silencio de los que no quieren decir "no me gusta" o "no estoy de acuerdo" y por supuesto los "estas reloca", "cómo se te ocurre?"; todas frases bien disfrutadas entre risas y comentarios.
Las razones del diseño son varias y como me aconsejó mi tatuador, el diseño significa mucho para mi, fue muy pensado y estoy muy contenta. Por un lado EL COLIBRI, un animal que frecuenta la casa que habito, come de las flores del jardín y además me hizo el honor de anidar hace año y pico en el árbol de guayaba que adorna mi vista todos los días, justo bajo la ventana y debo decir que los dos retoños aún visitan su lugar de nacimiento, así que debía agradecer ese honor de alguna forma; por otro lado, esta hermosura simboliza muchas cosas tanto por su velocidad como por su tamaño y por su capacidad de volar hacia adelante y hacia atrás; simboliza la libertad, la independencia del individuo, la capacidad de recordar tu pasado sin que te arrope o limite manteniendo así tu vista en el futuro, disfrutando de cada momento que vives; la capacidad de avanzar; ser el mensajero; ser distinto de lo que se aprecia por tu simple apariencia; dicen que simboliza la apertura del corazón, reafirmando que ha pesar de todo el dolor que sufras tu corazón puede sanar. El colibrí enseña a amar la naturaleza, la belleza que nos rodea, la alegría de vivir y el coraje de seguir adelante persiguiendo lo que queremos.
Las razones del diseño son varias y como me aconsejó mi tatuador, el diseño significa mucho para mi, fue muy pensado y estoy muy contenta. Por un lado EL COLIBRI, un animal que frecuenta la casa que habito, come de las flores del jardín y además me hizo el honor de anidar hace año y pico en el árbol de guayaba que adorna mi vista todos los días, justo bajo la ventana y debo decir que los dos retoños aún visitan su lugar de nacimiento, así que debía agradecer ese honor de alguna forma; por otro lado, esta hermosura simboliza muchas cosas tanto por su velocidad como por su tamaño y por su capacidad de volar hacia adelante y hacia atrás; simboliza la libertad, la independencia del individuo, la capacidad de recordar tu pasado sin que te arrope o limite manteniendo así tu vista en el futuro, disfrutando de cada momento que vives; la capacidad de avanzar; ser el mensajero; ser distinto de lo que se aprecia por tu simple apariencia; dicen que simboliza la apertura del corazón, reafirmando que ha pesar de todo el dolor que sufras tu corazón puede sanar. El colibrí enseña a amar la naturaleza, la belleza que nos rodea, la alegría de vivir y el coraje de seguir adelante persiguiendo lo que queremos.
Por su parte, las plumas simbolizan la libertad, querer estar
libres de códigos sociales y de limitaciones, el deseo de librarse de ataduras.
También simbolizar la comunicación, las ideas, la elocuencia.
Por todo esto seleccioné estos dos
símbolos haciéndolos uno y convirtiéndolos en mi primer tatuaje, una aventura genial. Por supuesto, tal como me lo habían
advertido, el que se tatúa una vez - reincide, así que nos dirigimos con paso firme hacia un segundo diseño, hacia mi siguiente vivencia.
Hg
30 de junio de 2014
1 comentario:
Como siempre sin palabras, me fascina tu letra ... que deja en mi una serie de sentimientos y ganas de realizar algunas cositas ... continua y sigue plasmando tus vivencias con esa calidad que encanta. No me queda de otra que comunicarte cuan orgullosa me siento de Ti Prima amada ... Escribe un libro porfa
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