Esto lo escribí hace dos años, pero los acontecimientos sucedidos desdse ese tiempo me han mantenido alejada del blog, dedicándome tan solo a este gran cambio que se venía sucediendo. Hoy, dos años después, el cambio se consolida, pero encontrarme con este escrito trajo los recuerdos a flor de piel, es necesario publicarlo, la historia completa será tema de otra publicación.
"De nuevo por
aquí, hoy tengo la necesidad imperiosa
de desahogar esto que siento, todo esto que comprime mi pecho hasta el
dolor, esto que inunda todo mi ser. De
nuevo, una vez más, me he planteado otro gran cambio en mi vida, otro vuelco
gigantesco que ha desatado un movimiento energético que no esperaba. ¡ Por supuesto ¡ no es el primer gran cambio,
no es la primera locura a la que me lanzo por el solo hecho de intuir que ese
es el camino correcto, pero debo confesar que SI es la primera vez en que veo
toda mi vida deslizarse entre mis manos, es la primera vez en la que no tengo
un lugar seguro donde guardar mis tesoros o a donde llegar si algo sale mal, es
la primera vez que salto al vació estando totalmente clara de que todo lo
importante debe estar dentro de mi, de la mano del maravilloso compañero de
viaje que comparte mi camino desde hace ya 20 años, cumplidos a principios de
este mes.
Como todos mis
seres cercanos saben, todo lo que tengo, material e inmaterial, tiene un
significado especial para mi, cada cosa que poseo está rodeada de la energía del
momento en que se topo conmigo, el peso emocional es el que tiene importancia
relevante. Lo interesante es que a pesar de que siempre he pensado que solo yo soy
capaz de percibir semejante cosa, principalmente porque soy yo la que comprende
el significado de cada elemento, nunca ha faltado gente, me conozcan o no, que
perciben en mis cosas una energía diferente a la que acostumbran, perciben un
“algo” que los atrae y los mueve a compartir conmigo más allá del objeto. El
lugar que ocupo y las cosas que tengo están bañadas por esa energía que la
gente define como “especial” sin que nisiquiera yo misma pueda explicar con
exactitud lo que es.
Hace muchos
años, que no pensaba en ello, estando en este país donde me ha tocado vivir
momentos tan incómodos y duros había olvidado que los que me rodean pueden
sentir ese “algo” que invade el lugar donde me encuentro.
Desde el momento
en que decidí deshacerme de todo lo material que tengo he recibido comentarios que
me recordaron esa “energía especial” que no permite que mi lugar pase
desapercibido. Esto se hizo aún más evidente para mi a través de una persona
que conocí hace muy poco tiempo y con la que se está estableciendo una relación
de amistad que se perfila interesante. Este “personaje” de la historia visitó
mi casa para ver lo que yo estaba vendiendo, recorrió la venta y de forma muy
natural, terminamos los cuatro (ambos matrimonios), sentados en la sala
compartiendo por casi cuatro horas, conversando de varias cosas… de la vida y
las vivencias. Por supuesto, al marcharse se llevó varios objetos cargados de
mi, no sin antes preguntar la historia que los rodeaba. Hoy, semanas después, nos
topamos y se tomo el tiempo de expresar lo que sintió mientras veía todas mis cosas
y me escuchaba hablar de cada una; me
dijo “es que cada cosa que tienes eres tu; uno puede verte a ti, en cada una de
las hermosas cosas que tienes, no son las cosas que tiene todo el mundo”.
Un comentario
sencillo que no escuchaba desde que dejé mi país, mis amigos y familiares hace
ya muchos años; un sencillo comentario que disparó en mi, como suelen hacer las
cosas sencillas, un momento de reflexión.
Efectivamente,
las cosas que tengo son diferentes a lo usual, son sencillas pero cargadas de
historia y significado, cargadas del amor que siento por el ser humano y por la vida, cargadas del deseo de ser
diferente a lo común, de sentir con el alma.
Es por esto que
este dejar ir todo lo que tengo, está resultando tan doloroso emocionalmente,
tan particularmente duro; es esto lo que genera esa presión en mi pecho, este
dolor que no me deja respirar. Sin embargo y como siempre, la energía del
Universo me acompaña y cada una de las personas que ha tocado la puerta para
llevarse algo especial, ha buscado algo más que el objeto, ha pedido más
información que la del valor material, ha sentido un placer especial y la
necesidad de regresar a darme las gracias. Cada cosa que he dejado ir, se
marcha de mi vida dándome la satisfacción de ver que alguien más percibió su
importancia y se toman el tiempo de
regresar para darme las gracias por el placer que tienen al disfrutarla.
Esta es otra más
de esas vivencias que tocan el alma, que me permiten confiar en mi misma,
crecer como ser humano, aprender más de mi y de los que me rodean."
Hg