Debido al temblor de mi mano, que llevada por algo de miedo ante ese maravilloso proceso de la fundición, se ocasionó una pequeña interrupción en el flujo de la plata líquida, lo que genera una forma especial, que al laminar resultó en esta chapa con forma interesante.
Ante esta sorpresa, decidí respetar los designios del universo, recordando la escuela taoísta donde estudie Medicina Tradicional China; respeté su forma y su estructura y añadí las dos piezas decorativas, igualmente simples y naturales, la bola y el gusanito, adornando este terreno irregular. La pieza se completó con una valía producto de jugar con el fuego sobre una pequeña pieza de plata 925, quedando una forma tan original como la del dije. El dije pesa unos 5 gramos aproximadamente y va acompañado de una hermosa cadena.
Como les contaba en el texto anterior, la chapa que da origen a esta pieza, se genera por un error que no debe cometerse al vaciar la plata líquida en la chaponera, ya que la plata líquida se chorrea y se solidifica de inmediato en forma de chapa gruesa, que luego debe laminarse, o sea, literalmente estriparse entre dos rodillos, repetidas veces hasta obtener el grueso adecuado según lo que se quiera trabajar. El proceso de voltear la plata líquida en la chaponera debe hacerse de un golpe, evitando que la chapa se genere partida o débil y se tenga que volver a fundir el material, sin embargo, aún no logro dominar el arte de colocar el crisol en el punto correcto de la chaponera y tener el “valor”, por así decirlo, de voltear el metal ardiente, de una sola vez. Por supuesto, las veces que me ha sucedido esto, la chapa de plata se ha partido en dos al laminar, así que he tenido fundir de nuevo la parte dañada, sin embargo, esta vez, fue diferente…..
Bien, luego de estar fascinada, más bien idiotizada observando como la llama apuntada sobre el crisol, con aproximadamente 1000 grados centígrados de temperatura, dibujando una especie de U al entrar y salir del crisol, recuerdo que hay que rociar un poco de fundente sobre la plata, para “AYUDARLA”, a derretirse, como si los grados de calor no fueran suficientes….. jajajajajaja, y …………………COMO SOSTENGO EL SOPLETE?????, y si se me cae????? madre quemada la que me voy a producir !!!!!. Pero no hay que perder la calma, ante todo, soy una chica fuerte……
Bien, ya tengo una sola gota grande en el crisol, bien líquida y lista para ser chorreada en la chaponera. RECORCHOLIS!, la chaponera, ese instrumento metálico que hay que calentar antes de comenzar a derretir la plata, upssssssss, con el susto de tener que fundir sola, ni acordarme de aquella chaponera, REPAMPANOS!..... Supergirl acaba de perder su traje y se ha convertido en simple mortal, asustada, con un soplete que comienza a pesar demasiado, con la plata líquida en el crisol y con una chaponera helada….. grite como loca, pero el Chapulín Colorado nunca apareció, el pobre está más viejo que yo, y ya está sordo.
Afortunadamente, pasaba por la puerta una profesora, que con toda la calma que da la experiencia, y una expresión de “pero si es tan fácil de resolver!, porque te asustas?” me explicó lo que podía hacer, claro, el único detalle era lograr que la plata siguiera líquida pero no hirviera. COÑO qué fácil !, con el soplete cuya llama sobrepasa 1000 grados, la plata que ya se derritió, por lo tanto ya tiene los grados de temperatura que requiere para fundirse, yo tengo que jugar con el soplete que ya pesa toneladas para dejarlo en una posición en la que la chaponera se caliente, la plata no se enfríe pero tampoco se caliente más, y bla bla bla bla….
Una respiración profunda mientras entono el tan conocido OMMMMMMMMMMM y a voltear la plata en la chaponera.
Ahora pueden ustedes comprender porque mi mano temblaba y porqué el chorro de plata quedó brevemente interrumpido?????.
En fin, una vez superado el proceso de “chorreo”…. (el de la plata y el mio), queda la aventura de apagar aquella cosa llamada soplete, también es fácil, según mi maestro. Para empezar, tengo que recordar que el soplete tiene un truquito, así que debo trabajar, nuevamente, RAPIDO!..... Estoy agotada y aún no he terminado de obtener una chapa de plata para trabajar…..mucho menos he comenzado a trabajar con el dije.
No crean que he terminado, no señor, en joyería la cosa no es simple…. Me falta abrir la chaponera, separar las dos piezas de hierro para liberar la chapa de plata y luego… aguantar el regaño porque quedó debilitada por haber interrumpido el proceso…. Bueno, paso a paso, como diría Richard Dreyfus en aquella película que hace del siquiatra junto a Bill Murray…. Baby steps.
Por supuesto, no falto el “OTRA VEZ?????, ya te he dicho que debes …….” El sermón de “cómo voltear de una vez el crisol”. Claro, debo decirles que mi maestro, además de los años de experiencia que tiene en el ramo, no se queda idiotizado viendo la llama derretir la plata, por lo que su vista no se ve afectada y puede perfectamente ubicar la punta del crisol en el borde de la chaponera, aquel hombre hace en segundos y sin inconvenientes lo que a mi me llevó un buen rato de angustias… ¿cómo le explico que no veía un comino?, !que con suerte el sentido del tacto no se pierde por ver fijamente la llama! y así ubiqué la chaponera, es decir, gracias al Señor!, voltee la plata más o menos donde era……